Soy mujer, madre y abuela, y tengo una pasión profunda por ayudar a las personas a encontrar la mejor cobertura médica posible. Mi compromiso con esta labor nació de una experiencia personal que marcó mi vida.

Cuando empecé a trabajar en Estados Unidos, pagaba $60 cada semana por un seguro médico, lo que representaba $240 al mes. Era una carga económica muy fuerte para mi familia. Todo cambió cuando conocí a un agente que me mostró una alternativa con los mismos médicos y clínicas, por solo $40 al mes. Lo confirmé en carne propia: mi doctora de cabecera, que antes me cobraba $50 por visita, ahora me atendía por solo $1. Esa diferencia me dio alivio, claridad y motivación para ayudar a otros.

Fue entonces cuando decidí formarme como agente de seguros. Entendí que, como inmigrantes, muchas veces no tenemos la información correcta, y eso nos cuesta tiempo, dinero y tranquilidad. Hoy dedico mi trabajo a acompañar a cada persona en este proceso, explicándoles con paciencia sus opciones, derechos y responsabilidades.

Con varios años de experiencia y clientes en todo el país, sigo llegando a más hogares ofreciendo asesoría gratuita, clara y comprometida. Porque estar bien informado es el primer paso para estar bien cuidado.